Presencia en la red
Ya comenté en la sección ¿Y tú quién ereh? que tengo un nombre muy, muy común. Tanto, que suelo bromear con que podría pasar por alemán: José Miguel García Pérez; del mismísimo Berlín, oiga.
Es por ello por lo que nunca he podido, por ejemplo, tener un correo electrónico ni tan siquiera combinando nombre y apellidos o alternando sus posiciones. ¡Y ya no hablemos de un dominio web!
Egosurfing
Ya he hecho egosurfing con anterioridad, y me resulta bastante gracioso que al buscar (entrecomillado para forzar al buscador a esa búsqueda exacta) “José Miguel García Pérez”… bueno, juzguen ustedes mismos:
Los dos principales tocayos que tengo son:
- Un sacerdote de Madrid con varios libros publicados.
- El rector de la Universidad de Burgos.
Aquí en la UOC, como josegarcia estaba ya ocupado, decidí aplicar el leet speak (puedes ver más sobre qué es aquí) y así, mi correo aquí es:
j0segarcia@uoc.edu
Sin embargo, en redes sociales a nivel profesional, para facilitar los resultados en las búsquedas, utilizo el alias jOse Kayman (aquí puedes ver el porqué del kayman).
Si buscas en Google jOse Kayman, sí que hay resultados que apuntan directamente a mí: Instagram, web oficial (en construcción), Facebook, Pinterest, X, etc.
Mi experiencia en la red
A lo largo de los últimos 26 años, que es el tiempo que llevo conectado a internet, siempre he utilizado alias. Sobre todo debido a mi común nombre, aunque es cierto que, cada vez más, nuestra presencia en la red puede llegar a escaparse de nuestras manos aunque intentemos controlarla.
Si en vez de tu nombre pones tu DNI en Google, es muy fácil aparecer en:
- Webs de subvenciones,
- Resultados de oposiciones,
- Multas en boletines oficiales…
Adiós a la privacidad; bienvenido a saber si alguien debe dinero o no.
Aunque la ley del derecho al olvido nos protege y da herramientas para solicitar a los buscadores que no aparezcan nuestros datos, es sabido que resulta prácticamente imposible borrar nuestro rastro en la red:
Un comentario en X, una fotografía subida a Flickr o incluso en una web personal.
La memoria de internet
Webs como Archive.org se dedican a preservar la historia digital. Con su herramienta Wayback Machine guardan miles de millones de copias de páginas web a lo largo del tiempo.
Así, mi antigua marca personal y web www.enestadopuro.com (ahora desactivada) puede seguir visitándose, e incluso verse uno de mis primeros currículums vitae, aunque haya sido borrado de mi servidor.
Con este ejemplo personal no quiero más que manifestar algo que, aunque es harto conocido, realmente creo que no llegamos a tener en cuenta:
Sobre todo en el mundo de las redes sociales, la memoria persiste mucho más de lo que pensamos y creemos controlar.
Reflexión final
Recientemente ha salido a la luz la noticia de que Google y Whatsapp han facilitado respectivamente al Tribunal Supremo de España las conversaciones entre dos investigados en un caso de presunto delito de revelación de secretos.
Mensajes que supuestamente son encriptados y privados, una vez borrados han sido presuntamente recuperados y enviados a las autoridades.
Si ni tan siquiera unos mensajes privados y encriptados entre dos personas anónimas pueden estar totalmente a salvo…
¿Qué no puede pasar con algo público como la exposición en redes sociales?
Creo que su finalidad no debe trascender más allá de algo lúdico, sin revelar más de lo necesario, o bien, de manera profesional:
Utilizándolas como red de promoción, contactos y colaboraciones.
¿Nos conectamos?
Comentaba el enunciado del ejercicio que podíamos compartir nuestros perfiles en redes sociales de manera voluntaria; yo voy un pasito más allá:
Ya te he dicho cómo puedes encontrarme fácilmente, y porque quiero ser encontrado: búscame y añádeme, que te acepto.
jOse